top of page
Buscar

ponerle cara a mi padre

  • smithmartina
  • 12 may 2021
  • 2 Min. de lectura

Una cantidad abrumadora de polillas me revuelven la cabeza. Me rodean abusivamente, pero les pido que se alejen y no me entienden. Tengo un gato que las mira desde el rincón del living que acabo de pintar. Me dijeron que el negro es un color muy oscuro para un ambiente, pero siempre me gusto ir en contra de la corriente. Me aburro con las leyes. Mi tío siempre me dijo que era un “chiquito rebelde” desde el momento que decidí tomarme las pastillas de la abuela. Ellos nunca se enteraron, pero todo formaba parte de un trato. Un día mi abuela hizo un testamento y lo guardo en una cajita hasta el momento en que fuera a visitarla. Formosa queda muy lejos, muy, muy lejos. A mi abuela la veía una vez, o si sucedía algo importante, dos veces por año.

El papel decía textualmente: “queda declarado mi regalo del pastillero a mi nieto Carlos cada vez que me venga a visitar, goza él de la libertad para hacer con ellas lo que quiera siendo el único propietario de las mismas. Ante la duda, aclaro que no he sido extorsionada, es una decisión completamente consciente. Firma: la abuela de Carlos”.

Las pastillas y yo nos conocimos cuando tenía apenas ocho años. Irradiaban un brillo abrumador en un color verde que me atraparon. Estaban guardadas, siempre estaban guardadas, pero había en ellas un deseo de salir volando incontrolable. Probé una, probé dos, probé tres. Me desmayé, soñé, soñé y soñé hasta que me desperté con los gritos de mi abuela que me decía que qué había hecho, qué había hecho, qué había hecho, que eso estaba prohibido, prohibido, prohibido, que era solo de ella, que menos mal que no me encontró mi madre –porque padre no tengo-, que no se vuelva a repetir, a repetir, a repetir, repetir, repetir, repetir, repetir, que si estaba despierto, que si la estaba oyendo, que oiga bien, que oiga bien, que oiga bien, que eso no, no, repetir, daño, nene, peligro, inconsciente, chiquito, no tengo, oír, no, repetir, daño, nene, peligro, inconsciente, chiquito, no tengo, oír y ahora qué hago.

¿Y ahora qué hago? Volver a tomar, obvio. Fue el mejor viaje de mi vida, del desmayo nunca me percaté, no sé cuánto tiempo paso, pero cuando abrí los ojos quería volver a cerrarlos para permanecer en ese tobogán orgásmico de sonrisas y felicidad que vibraba en mis poros. Volver a flotar en esa nube rosada donde la lluvia no mojaba, sino que acariciaba.

Volver a ponerle cara a mi padre, ponerle varias y elegir la que más me gustase.

Las pastillas de mi abuela me habían llevado al viaje de egresados más lindo de mi vida, al recoveco limpio y brillante que es imposible de acceder, al secreto mejor guardado de todos los tiempos, a la escritura de un testamento que ella declaraba que todos sus bienes me pertenecían, inclusive las pastillas.

 
 
 

Entradas recientes

Ver todo
escombros hambrientos

donde estaremos haciendo equilibrio para que no nos voltee el viento habrá un hermoso volcán de escombros en donde nacerá una flor color...

 
 
 
manifiesto

este manifiesto está escrito desde las más altas cumbres de mis entrañas desde las cuerdas desbaratadas del centro de mi garganta desde...

 
 
 

Comentarios


© 2023 by The Artifact. Proudly created with Wix.com

bottom of page